Fue el propio Presidente de la República quien –sin quererlo- bautizó con la sigla de GAP a ese equipo de hombres que se convirtió casi en una leyenda. Desde mediados de su campaña electoral, que lo llevó a ocupar la primera magistratura de la nación el 4 de Septiembre de 1970, el GAP acompaño y tuvo como principal y única tarea durante los mil días de su gobierno el velar por su vida.
El dispositivo de seguridad presidencial –por el que pasaron unos 120 hombres, todos jóvenes militantes en su mayoría del Partido Socialista- fue tema recurrente de la prensa opositora a Allende y sirvió para llenar páginas, grandes titulares o acusadoras fotos de la vida ”delictual” a diarios y revistas. Después del golpe militar, la revista ”Vea” publicó un reportaje sobre la historia de delitos del GAP, el que acompañó con numerosas fotografías que intentaban demostrar la veracidad de las acusaciones. La prensa internacional en esos días recibía y recogía radiofotos enviadas por sus corresponsales en Chile de lo que había sido el combate en La Moneda. En la mayoría de ellas, junto a Allende aparecían estos hombres civiles y jóvenes que cumplieron con su mission hasta el ultimo minuto: defender la vida del “compañero Allende”.

martes, 29 de septiembre de 2015

La dura historia de Luis Renato González Córdoba -Eladio- un escolta que afrontó el Golpe en La Moneda


"In memorian a uno de los sobrevivientes del GAP."
Por calle Morandé, a un costado del Palacio de La Moneda, salió Renato González con las manos en la nuca, mientras era apuntado por militares que en ese momento llevaban a cabo el Golpe de Estado dado el martes 11 de septiembre de 1973. Pasadas las siete y media de aquella mañana, Salvador Allende ingresó a las dependencias del Palacio para establecer comunicación y aclarar lo que sucedía respecto de la sublevación militar que había iniciado durante aquella madrugada. Allende no llega solo, lo acompañaba el Dispositivo de Seguridad Presidencial, más conocido como Grupo de Amigos Personales (GAP), organización que nace antes de que Salvador Allende asuma el Gobierno, cuando quienes lo acompañaban en actos públicos notaron que era necesario tomar mayores resguardos para el entonces candidato.
El término GAP nació a partir de una entrevista a Salvador Allende en la que le consultaron quiénes eran estas personas que lo acompañaban en cada aparición, "es un grupo de amigos", dijo el ex presidente, a quien también le preguntaron por qué eran tan jóvenes, ya que las edades no excedían los 23 años. "Yo pongo el pensamiento y ellos ponen la acción", añadió.
Esta anécdota la cuenta Luis Renato González Córdoba en la última entrevista que concedió, desde la cama de un hospital, al canal de televisión Perlavisión de Cuba. También le llamaban "Eladio", o simplemente "Pelao", a este integrante del GAP que fue uno de los que acompañó a Salvador Allende en sus últimas horas de vida.
La decisión del GAP durante el Golpe de Estado fue unánime, resistirían la avanzada de los militares. Entre ellos y los francotiradores que se encontraban en el edificio del Ministerio de Obras Públicas en calle Morandé, provocaron varias bajas al ejército aquella jornada, pese a que los que defendían a Allende eran bastante disminuidos en cantidad y armas frente a los militares. La cifra de caídos de los golpistas nunca ha sido determinada con claridad por el Ejército, según cuenta un ex integrante del GAP que prefirió permanecer en el anonimato.
Los enfrentamientos se mantuvieron hasta que el presidente, que también combatió con su fusil AK-47 regalado por Fidel Castro, ordenó el alto al fuego. En ese momento, Renato junto a otras personas leales Allende, salieron de La Moneda.
Muchos de ellos fueron detenidos, torturados, asesinados o desaparecidos. Otros sobrevivieron, como fue el caso de Renato, quien resultó con huellas que marcarían el destino de su vida, como lo fueron los dos impactos de bala recibidos durante la resistencia, cuyos proyectiles nunca pudieron ser extirpados de su rodilla, la que hasta el final de sus días sufría inflamaciones.
Las heridas le salvaron la vida en 1973, ya que gracias a los médicos y enfermeras que lo trataron en el hospital, Renato pudo asilarse en la embajada de México, para posteriormente partir al exilio en dicho país, en el que tuvo un paso breve hasta recalar en Cuba, país que ya conocía bien.
El ingreso al GAP
En 1972, una parte de los integrantes del GAP se fue al norte del país, abandonando el dispositivo de seguridad, entre ellos se encontraba Marcelo Schilling. Esto provocó un debilitamiento en las fuerzas de seguridad de Salvador Allende en momentos complicados, ya que estaban cercanos a llegar a septiembre y los actos habituales durante fiestas patrias requerían un fundamental rol del GAP en la seguridad.
A raíz de esto, uno de los jefes de la organización, Domingo Blanco Tarrés, le preguntó a uno de los ex GAP que concedió la información para este reportaje, si es que podía reclutar gente nueva. La respuesta fue que al menos en Concepción, era difícil por la postura del Partido Socialista local, pero si este personaje tenía un pasado por el Regional Santiago Litoral del PS, que correspondía a la zona de San Antonio, Talagante, entre otras.
Aquí fue donde se reclutó a Renato, joven proveniente de una humilde familia de San Antonio, que en aquel entonces tenía 18 años, en una operación secreta a los ojos del jefe máximo del partido en la zona.
Desde San Antonio, Renato partió junto a los otros nuevos reclutados a la casa El Cañaveral en Santiago, propiedad de la secretaria personal de Salvador Allende, Miria Contreras Bell, la "Payita", como le decían sus cercanos. En ese lugar, Renato destacó por su voluntad, su altura y contextura física y además "era bueno pa’ los combos", según recordó la fuente anónima.
El exilio
Durante sus años en Cuba, "Eladio" no volvió a combatir, debido a su problema en la rodilla y por un incidente de un grupo de exiliados con el ejército cubano, en que sancionaron a algunos chilenos con la imposibilidad de participar en combates.
Durante su vida en Cuba desarrolló diversos trabajos, los que podía realizar debido a las inflamaciones de la rodilla. Nunca tomó la opción de estudiar, prefería cargar su experiencia militar y seguir la militancia en Cuba, país en el que vivía tranquilamente. Tuvo un hijo con una cubana, con el que no tuvo una relación muy cercana, pero que más tarde jugaría un rol clave.
En 1988, cuando los militares fueron derrotados en el plebiscito, Renato regresó a Chile. En ese momento, comenzó una dura realidad para el hombre que resistió en La Moneda.
La democracia
Siempre defendió las ideas de Salvador Allende, hasta sus últimas horas. Pese a esto, el regreso a Chile de Renato estuvo marcado por la ingratitud de su partido hacia él.
Renato buscó por muchos años alguna reparación, pero como no estaba catalogado como preso político, y el exilio no ha sido reparado en Chile, el escolta de Allende no tenía mayor beneficio que el programa Prais de salud. Otros GAP intentaron hablar con gente de la Concertación para que lo ayudara, pero nada se concretó.
Cuando Renato volvió a Chile, impulsado por el cariño a su país y a los suyos, se reintegró a sus raíces. Volvió a San Antonio, a vivir con sus padres, ya que la situación económica era difícil y en complemento se podía llegar a fin de mes.
Durante sus últimos años en Chile, se mantuvo activo políticamente, incluso, era muy cercano a uno de los actuales vicepresidente del Partido Socialista, el ex senador Camilo Escalona, con quienes forjaron una estrecha amistad en Cuba.
El problema de su pierna le complicó siempre, por eso siempre fueron muy difíciles sus posibilidades de trabajar. Más tarde se sumó una diabetes, la hipertensión y un accidente cardiovascular que marcó los últimos días de su vida.
En aquel período, un apoyo fundamental para Renato fue el de otro ex integrante del GAP, Jaime Hernández, quien lo ayudó en los momentos difíciles, cuando la "Payita" ya no se encontraba en vida, ayudando a los ex GAP a quienes quería como si fueran hijos.
Jaime Hernández, al ver que las condiciones de Renato eran indignas, dependiendo de sus padres que seguían siendo una familia humilde, sin posibilidad de financiar los tratamientos de Renato, decidió juntar dinero para comprar un pasaje en avión con destino a Cuba. Se contactó con el hijo de Renato en "la isla" para que lo recibiera. Jaime fue a dejar a Renato hasta el asiento del avión, ahí fue la última vez que se vieron estos "amigos personales". "Murió enfermo, pero alimentado. Lo único que hizo en sus últimos días fue comer", expresó la fuente, respecto de las mejores condiciones que tuvo en Cuba.
Renato falleció un 24 de junio de 2014 y sus restos descansan en la ciudad de Cienfuegos, Cuba, tal como era su deseo antes de morir.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Testimonios de sobrevivientes del GAP - Elba Moreno Pulgar

"Testimonios de sobrevivientes del GAP."

Con 23 años, la telefonista Elba Moreno Pulgar era la más joven integrante de los GAP en la casa presidencial de Tomás Moro. Allí estuvo hasta que terminaron de caer los cohetes disparados por aviones de la Fach. Testigo presencial de las primeras horas del golpe y del desconcierto en el entorno del Presidente, resistió bajo una mesa el bombardeo del hogar de los Allende Bussi y escapó a Argentina sin ser jamás detenida por efectivos militares. Aquí cuenta cómo se vivieron las primeras horas del 11 en la casa de Salvador Allende.

Apenas unos minutos antes del mediodía, un bombazo hizo saltar de susto a Elba Moreno. Ya habían pasado cinco horas desde que la alarma de Tomás Moro 200 la hizo levantarse del camarote en el dormitorio femenino que tenían asignados el Grupo de Amigos Personales (GAP) del ex presidente Salvador Allende que se ocupaban de su seguridad y de otros asuntos importantes que no estaban delegados a cualquier persona.

Después de una intensa mañana de recibir y derivar llamadas telefónicas, de quedar a ciegas por el corte de luz y teléfono, de una constante preocupación por su hermano Julio, que estaba de guardia en La Moneda, Elba comenzó a dimensionar lo que ocurría. En eso estaba cuando otro bombazo impactó en la casa de los Allende Bussi y remeció la construcción.

“Un minuto antes un helicóptero que rondaba la casa fue baleado por uno de los compañeros y empezó a echar humo. Intercambiaron disparos, pero todo se acabó luego del primer bombazo en la casa. Ahí se acabó todo”, explica Elba (63) a 40 años del golpe de Estado en su casa de Mendoza en el barrio Bermejo, donde hoy reside luego de arrancar de Chile perseguida por la dictadura.

Un cohete Sura P-3, disparado por uno de los cuatro hawker hunter de la Fach destinados por los golpistas para derribar antenas de radios, el Palacio de La Moneda y la casa presidencial, impactó directo en el techo de la casa del fallecido presidente.

Cayeron cuadros, volaron vidrios, pedazos de concreto y una creciente polvareda fue lo que alcanzó a ver bajo la mesa de la central telefónica. El pánico ya comenzaba a entumecer sus manos. Elba tenía 23 años y era una de las mujeres que se ocupaba de recibir y filtrar las llamadas que entraban a la residencial presidencial.

En menos de cinco minutos -casi al mismo tiempo que comenzaba a bombardearse La Moneda- otros dos cohetes Sura cayeron sobre el hogar de los Allende Bussi. Uno dio de lleno en la construcción e hizo volar a dos compañeros de Elba que disparaban sin mucho éxito a los aviones; el otro impactó en un palto del frontis de la casa y bloqueó la salida.

A esa altura, sin información de La Moneda, de su hermano o de lo que ocurría con el Presidente, para Elba y las otras mujeres que se encontraban a esa hora en Tomás Moro era el epílogo de su vida. “No quedaba nada más que hacer. Imagina un bombardeo a la casa donde vives, teníamos un pánico terrible”, recuerda.

El bombardeo

La madrugada de ese martes 11 de septiembre Elba Moreno -“Mirta” según su chapa del GAP- saltó del camarote cuando accionaron la alarma interna. Faltaba más de una hora para comenzar el turno y el ajetreo que se dio en esos minutos le dio la impresión que algo muy grave estaba pasando. Se vistió con lo que tenía a mano, lo más rápido que pudo, y partió al cuarto de la central telefónica.

Ahí estuvo recibiendo un vendaval de llamadas. Desde entonces hasta pasadas las diez de la mañana, ella y su compañera telefonista Ana María Gómez no hicieron más que contestar y derivar llamados de efectivos de la Armada, ministros, subsecretarios, amigos del presidente y todo tipo de autoridades. Todos querían saber si los rumores de un golpe de Estado se hacían realidad esa madrugada.

Aún no eran las 7 de la mañana cuando Allende y sus hombres más leales confirmaron lo peor. “’Esto ya no resiste más, ya no resiste más. Tenemos que llegar antes de los ‘milicos'”, les dijo Allende antes de salir rumbo a la casa de gobierno, cuenta Elba que le dijo uno de los compañeros del GAP que se quedó en la residencia, apenas salió la comitiva del Presidente hacia La Moneda.

Entre las llamadas, Elba contestó una proveniente de Isla Negra. Matilde Urrutia, tercera esposa de Pablo Neruda, se comunicaba para saber noticias. La mujer le dijo a Elba esa mañana que desde el litoral, donde Neruda tenía su casa que hoy es un Museo, se veían movimientos raros. “Me dijo que no sabía qué pasaba y preguntaba por qué había tanto militar cerca de su casa. La escuché muy angustiada. Quería saber qué pasaba porque, a todo esto, yo no sabía bien qué era lo que pasaba a esa hora. El Presidente todavía estaba en la casa”, dice Moreno.

En septiembre de 1973 Elba no alcanzaba a cumplir dos años en el GAP. Tenía apenas 23 años y una colegiatura sin terminar. Llegó ahí después de quedar sin trabajo en una fábrica de ropa, cuando le ofrecieron un puesto vacante en la central telefónica de la casa de Allende, un día que visitó a su hermano, Julio Moreno Pulgar, uno de los que esa mañana intentó defender La Moneda.

“Cuando salió electo, nosotros festejamos no se cuántos días. Era una esperanza, como que nos iba a cambiar la vida. Para la gente pobre era una luz porque para mí en esa época había esclavitud. Nosotros le ayudábamos a mi papá, con el trigo, a cosechar, esperando a fin de año que recibiera algo y no recibía nada. A los dueños les convenía que la gente fuera ignorante, que no tuviera estudios, que viviera pisoteada y Allende venía a cambiar eso”, dice.

Era por esa razón, principalmente, que su hermano mayor no dudó en sumarse al GAP cuando lo convocaron desde la central del PS. Militante desde muy joven y habiendo hecho el servicio militar en 1969, Julio tenía lo necesario para integrar el servicio de seguridad del Presidente. Y lo más importante, dice Elba, es que haría lo que fuera por defenderlo.

Eso fue también lo que pensó en medio del bombardeo. En el destino de su hermano y el de ella misma. “Por lo menos yo pensaba que ahí me iba a morir. De tanto sentir miedo, De sentir eso durante tanto rato, la sensación se transformó en resignación”, dice Elba, llevándose ambas manos a las mejillas casi 40 años después de ese día, desde su casa en Argentina.

Hasta que terminaron de disparar los dos hawker hunter, Elba pensó que se trataba de bombas. Sólo cuando recibió a “Luisito” y “Hugo” en una sala de la casa se enteró que eran misiles. El primero, Félix Vargas Fernández, quedó gravemente herido tras el bombardeo. Llegó con la cabeza ensangrentada a la “enfemería”, con un corte de proporciones en el cabeza producido por las esquirlas de uno de los misiles. Elba lo suturó y cortó la sangre con yodo y algodones.

Mientras lo hacía, “Hugo” revelaría por qué no dejaron entrar al Mayor Concha y sus efectivos de Carabineros a ayudar a defender el lugar, exactamente media hora antes. “Estaba curando a ‘Luisito’ cuando el compañero me dijo: ‘Si este tal por cual estuvo aquí, hace dos días, diciéndole al doctor que esperara unos días para llamar a plebiscito. Ese es el traidor’”, recuerda Moreno.

A esa altura, los GAP ya no confiaban en nadie, en ningún uniformado. Años después, algunos compañeros que sobrevivieron en La Moneda le contaron que hasta poco antes de las 13 horas Allende se seguía lamentando por la suerte de Pinochet. “¿Cómo estará mi amigo, qué habrá sido de él?”, habría repetido en un par de ocasiones.

Tras la salida de Hortensia Bussi, ya no quedaba más por defender en Tomás Moro. Así lo entendieron los GAP que llegaron a rescatar a los que resistieron como pudieron el bombardeo. Elba dice que apenas unos minutos después de los misiles, apareció una camioneta botando una muralla del colegio de monjas contiguo a la casa presidencial.

Pero ella no vio a la esposa del Presidente. Dice que durante todo el bombardeo creyó que ya estaba fuera de la residencia. Lo cierto es que parte del bombardeo lo pasó en el subterráneo de Tomás Moro y terminado el fuego fue sacada por los GAP que entraron, justo al mediodía, a rescatar a los que quedaban por un colegio de monjas cercano a la propiedad.

Ese día la “Tencha”, que dormía en pieza separada a Allende, salió en bata al patio de la casa a eso de las ocho de la mañana a preguntar qué estaba pasando. “No tenía idea de lo que ocurría y apenas a las 11 de la mañana, cuando llamó por última vez a La Moneda y no pudo comunicarse con el Presidente, lo dimensionó. Le dejó un mensaje a uno de los compañeros: ‘que se cuide Salvador’”, cuenta.

Cuando terminaron los cohetes y aparecieron los compañeros a buscar a los que quedaban, Elba tomó lo que pudo: sus documentos y un abrigo. Otra de las mujeres con ella, Elena, alcanzó a hacer una maleta en la que metió algunas prendas de cada una. Salieron en una camioneta y en uno de los Fiat 125 por el colegio de monjas y no pararon hasta llegar a la fábrica de Mademsa, donde se reordenaron. Pero al escuchar un helicóptero acercarse al lugar decidieron irse nuevamente. Terminaron en una parcela ubicada en la calle Larraín, en La Reina. Al día siguiente, escuchando noticias en la radio a pilas de uno de los cuidadores se enteraron de la muerte de Allende.

“Lloramos como locas porque no lo podíamos creer. Lo último era que podría haber muerto combatiendo. Yo creo que eso estuvo mal, con todo lo que hizo. Porque por último él hubiera salido disparando, porque así no se llevaban a todos los compañeros”, dice.

Luego Elba pasó escondida en diversas casas, incluida la de sus padres en Lo Calvo, Los Andes, hasta que en abril de 1974 atravesó con ayuda de un tío hasta Mendoza, Argentina. Su hermano seguía siendo buscado y buena parte de los GAP que aún no salían del país fueron detenidos.

En Mendoza llegó a trabajar puertas adentro con un matrimonio amigo de su tío. Al tiempo se fue de ese lugar y buscó trabajo en una fábrica de pantalones, donde trabajó varios años. Al año siguiente se casó y el que vino después estalló la dictadura en Argentina. Ahí recién fue tomada detenida, en la pensión donde vivía junto a su esposo. Pero no pasó nada, sólo revivió los fantasmas de la suerte que habían corrido parte de sus compañeros.

De Chile recibía noticias por carta. Siempre sin revelar datos sobre su estancia en Mendoza, en una oportunidad una amiga suya fue detenida y encarcelada por recibir su correspondencia. “Le preguntaban que qué hacía yo, dónde estaba en Mendoza, qué estaba haciendo acá. Ella siempre me escribía y me decía que no volviera, que me quedara”, dice Elba.

Aún así, cruzando la cordillera, ella siempre creyó que la estuvieron siguiendo. En el centro, una y otra vez, en muchas ocasiones, vería a un chico que le parecía conocido que nunca le habló. Varias veces sintió que la observaba, pero nunca supo de quién se trataba, como si un fantasma de lo ocurrido ese fatídico 11 de septiembre en Chile la siguiera a todas partes.

Hoy Elba dice que supo desde un principio que su hermano no había sobrevivido. Años más tarde, al ver algunas fotografías de ese día, se dio cuenta que Julio fue uno de los primeros detenidos: aparece junto a varios compañeros, con las manos en la nuca y custodiado por un piquete de militares, saliendo de La Moneda poco después del bombardeo.

En enero de 2010, el ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, Juan Eduardo Fuentes Belmar, informó la identificación del cuerpo de Julio y otros diez detenidos el 11 de septiembre en La Moneda en Peldehue. En abril de ese año, más de 36 años después de su muerte, recién pudieron enterrarlo junto a otras dos personas.

“Fue terrible eso. Hubo un discurso de una hija que no conoció a su padre. Algo conmovedor”, dice apretando un papel que usa de pañuelo. En el living de su casa tiene una sola fotografía, agrandada, en blanco y negro, de Julio. Dice que estos días, uno o dos días antes del “once”, visitará de nuevo Santiago e irá a conocer el Museo de la Memoria. Le dijeron que ahí está su hermano, con una foto que ella no ha visto nunca. “Después de tanto lo volveré a ver”, dice.

 

Testimonios de sobrevivientes del GAP - Manuel Céspedes Rivera

"Testimonios de sobrevivientes del GAP."

Yo Manuel Céspedes Rivera, salía hace poco de mi servicio militar licenciado 30 de noviembre del año 1970 y comencé a trabajar de lleno en las labores del Partido Socialista, acompañando a veces a la compañera Laura Allende y Eric Shnacke quienes pasaban siempre en la  casa nuestra de la comuna de Conchali, para buscar a mi papá que fue una véz también candidato a regidor por esta comuna.

Fue así que fui llegando cada vez mas al Comité Central y tareas mas responsables.

Para la campaña de parlamentarios de marzo 1972 nos tocó a un grupo de jóvenes acompañar a los hermanos Palestro a Rancagua y recorrer toda esa zona, protegiendo a ellos y pintando propaganda por las noches junto a ellos y Carlos Lorca. Por el día teníamos educación política también en una sede de la Universidad de Chile cerca de Rengo.

Un día  me invitaron a participar a un curso para ingresar al GAP, por intermedio de Isidro y Hugo Garcia y fue así que me entrevisté, con Boris quien me pasó a recoger para llevarme rumbo a la cordillera, “El Cañaveral”.

Aquí tuve que renunciar a toda mi libertad de joven, sin poder ir a las discotecas o quintas de recreo en ese entonces, sin ver la polola todos los días, e innumerables cosas que hacen los jóvenes a los 22 años, hubo que asumir responsabilidades mas que grandes.

Mi hermano Pedro Céspedes se integró también  a esta tarea, menor dos años que yo, rendimos el curso completo de tres meses y estábamos apto para proteger al compañero Presidente, Siempre anduvimos juntos casi en todas nuestras tareas, conocí a Boris bastante bien ya que teníamos la cama al lado y escuchaba este su tocadisco y el disco de Los Golpes todos los días, cosa que me los aprendí de memoria.

También estaba cerca mio el Ramón, el estaba de chofer de una camioneta roja, era de bigotes gruesos y le faltaba un diente delantero, pasaba fumando. Casi todos fumábamos para matar el tiempo.

Había un compañero que yo le decía Kiko ya que imitaba a este personaje y me tocaba hacer guardias permanente con el, tanto en la puerta principal como al otro lado del río.

Otro se hizo muy famoso entre nosotros fue Baldemar que cantaba sus canciones mexicanas y la verdad que todos manteníamos nuestra identidad oculta hasta el último por medidas de seguridad.

Con el que conversábamos bastante siempre era con el cojo Marcos, un muchacho joven que siempre andaba con su poncho gris y estaba con sus dos muletas por un accidente ocurrido en instrucción y quedó inválido hasta el día de hoy. (el 74 nos encontramos nuevamente en la cárcel pública, mantuvimos mucha discreción para salir ilesos de los procesos que cada uno tenía y que eran diferentes).

Una tarde que estábamos formados en el patio entre los eucaliptos enormes y la camioneta roja la dejó alguien en la bajada del camino, cuando de pronto se pone a rodar cuesta abajo la camioneta, yo corrí en forma espontánea y logre subirme a ella y detenerla antes que hubiese ocurrido un accidente mayor.

Cuando llegaba la escolta siempre se venían en patota corriendo a jugar billar y varias veces jugué con Eduardo un chofer medio gordo y bromeaba con el, yo le decía don Lalo el rey del pescado frito, (con los años después en Dictadura), una noche que terminaba mi trabajo como chofer de la linea de buses Intercomunal 24, no recuerdo el año, pasé a llenar el estanque de petroleo creca de la Cisterna y me encontré con el y le saludo “hola don Lalo” y el me dice ¿eres de la DINA o que? y no me reconoció de inmediato, estaba mas gordo que antes y me contó después de decir quien era yo, que le sacaron la cresta los de la DINA al caer detenido, yo al poco tiempo terminaba de trabajar en esa linea y perdí el contacto con el. Uno trataba siempre de estar trabajando y clandestino cuidando la identidad anterior.

Hace poco supe que falleció y que vivía en Departamental cerca de la Panamericana.

Estábamos durmiendo plácidamente despues de hacer una guardia en casa del Cañaveral donde vivía la secretaria personal del Presidente Salvador Allende Gossens.

Miria Contreras ” La Payita”  como le llamábamos todos nosotros, muy cariñosa, era como nuestra segunda mamá y siempre preocupada de todos, así como nosotros  de ellos también. Parecíamos una familia a veces muy numerosa cuando nos juntábamos con la primera escolta que andaba con el Presidente, ellos descansaban y nosotros le prestábamos nuestras camas y tomábamos la guardia personal para el Presidente y sus invitados, el año 1973 es cuando mas reuniones se hicieron los fines de semana en el Cañaveral, despues del Tancazo.

Aquí junto al Presidente por la noche los fines de semana a veces había chance de ver una buena película,  largometrajes que duraban 3 y 4 horas , clásicos como ”La revolución Rusa”, la ”Colonización española  de Francisco Pizarro” trasnochaba junto al maquinista que era Enrique Ramos , yo sentado a un costado en una pequeña escalera de la casa.

Dentro de este tiempo una vez estábamos todo el día esperando que se solucionara el problema del canal 9 de television, habían muchos parlamentarios apoyando la toma de este canal, cuando ya por el atardecer entraron las fuerzas del grupo móvil de carabineros e hicieron desalojar el recinto en los faldeos del cerro San Cristóbal. Fue ahí que conversando con Bruno,( Domingo Blanco Tarres ) jefe del Dispositivo de Seguridad del Presidente, que no estaba con nosotros por casualidad, ya que estaba ahí porque lo culpaban por el asesinato del Comandante Araya, que cometió la ultra-derecha financiada por USA su Gobierno y la CIA.

Mi hermano y otros camaradas opinábamos, el porqué no íbamos a tomarnos el canal nosotros  ya que si se entregaba todo ahora, era como irnos desarmando lentamente con el proyecto de la Unidad Popular, Bruno muy consciente y tranquilo ante serios problemas, nos hablaba que estemos tranquilos ya se verá mañana los resultados de este acontecimiento. También Luisito (Felix Vargas) detenido desaparecido en Tejas Verdes donde estaba el jefe de la DINA, famoso y tétrico asesino el Mamo Contreras, nuestro profesor de educación política compartía con todos nosotros cualquier duda o estaba llano a dar una respuesta a tantas preguntas que se nos formaban, por saber como avanzaría nuestro proceso Socialista y la UP.

Amaneció bastante raro el tiempo, como si fuese a llover y no llover, bajo el cielo nuboso y bastante frío, nos despertaron de emergencia y nos dicen que la Marina  se ha levantado en armas y del resto de las fuerzas armadas no se sabe nada.

Hoy es un martes 11 de septiembre 1973, antes de las 7 am., yo creo que nadie de mis compañeros pensó que día y que hora era, solo que ninguno de nosotros alcanzó a tomar desayuno como de costumbre.

Despues de formarnos nos dio la orden nuestro jefe Bruno, nos entregaron un fusil AKA con 150 cartuchos cada uno, Boris andaba con una bazoca PR10 pequeña y nos  dirigimos directo a Tomas Moro, para reemplazar a la Escolta que salió rumbo al Palacio de La Moneda, con el Presidente Salvador Allende Gossens.

Allí llegamos en formación militar nos formamos en dos hileras y Bruno comenzó a elegir al azar los que irían al Palacio de la Moneda, indicándolos con el dedo.

Mi hermano Pedro y yo afortunadamente no fuimos elegidos, ya que hoy se conoce que ese grupo no ingresaron a La Moneda , fueron tomados por sorpresa en la Intendencia.

Nosotros quedamos defendiendo Tomas Moro la casa Presidencial donde se encontraba la señora Tencha.

Bruno le dio orden a Boris nuestro instructor, un muchacho muy joven pero de una capacidad física y táctica digna de admirar, menor que nosotros.

Bruno partía sin perder tiempo hacia La Moneda a defender al Presidente de Chile, también lo acompañaba el hijo de la Payita, Enrique Ropert , quedando Max con nosotros. (Bruno fué detenido en la Intendencia junto a mis compañeros del Cañaveral y el hijo de la Payita, despues de ser detenidos los trasladaron dentro del edificio, no alcanzaron a llegar a reforzar La Moneda, luego de esto los trasladaron en un bus por carabineros y se los llevaron a otro sitio, despues se sabe que los trasladaron al regimiento Tagna y de ahí a Bruno lo trasladaron a la cárcel pública, despues un comando militar entró casi por la fuerza y se llevó a Bruno a otro sitio que se perdió el rastro de el hasta el día de hoy).

A todo este desorden, órdenes venían y se iban, se conversaba con los carabineros que protegían a un costado de la casa con una guardia permanente, y solo los ví cuando comenzaban abandonar la casa con una micro y una tanqueta, eso dio la impresión fuerte que tampoco se quedaban a defender la Constitución, dejaban solo al Presidente ellos también.

Entre estos minutos eternos llegó una camioneta con compañeros de la población Carlos Cortes, 8.30 hrs. para reforzar la casa y en ese mismo instante le fueron entregado los fusiles y se les enseñaba como se cargaban y se disparaba ahí en el jardín de la casa.

De pronto llegó un compañero en las famosas camionetas C10 a dejar algunos compañeros  que también venían a reforzar y al reconocerme se acercó para decirme que estaba quedando la crema afuera y que porque yo no abandonaba este lugar con mi hermano para salvar el pellejo.

Cosa que no aceptamos porque teníamos un deber y conciencia de cumplir con defender el Gobierno elegido democráticamente por el Pueblo.

Si Salvador Allende lo hacía no existía ningún motivo para abandonar en lo que creíamos.

Todo este revoltijo de unos que se iban, otros que llegaban. Boris nos ordenó los lugares de defensa, a mi hermano y los demás compañeros que estaban solo algunas semanas en instrucción en Cañaveral, lo único que sabíamos sus nombres políticos que hoy no los recuerdo y que eran en su totalidad de Valparaíso.

odos ellos quedaron en los muros y a mi junto a un compañero bastante mas alto que yo y unos años mayor nunca lo había visto antes, pelo negro y liso con partidura al lado, de tes blanca, nos quedamos sobre el tejado de la casa  con una punto 30, además del fusil AKA con 150 tiros cada uno, esto quiere decir que nunca estuvimos preparados para una guerra que inventaron los militares golpistas. Ataques por tierra y aire.

Ya que con esta munición no era para combatir una aviación, ni menos unas fuerzas armadas con todos sus elementos, tanques y aviones de guerra.

Frente a la avenida de Tomas Moro aproximadamente 10.00 am. se parapetaron una escuadra militar  de la aviación que despues de cruzar unos disparos se retiraron. Estos fueron los primeros tiros que se cruzaron y probamos nuestro armamento de defensa, bastante eficaz, ellos no volvieron mas, ya que era un sector de población civil de clase alta.

Yo miraba hacia lo alto donde revoloteaba un helicóptero a baja altura sobre la casa con un soldado tirador amarrado al piso con una punto 30 también, nosotros nos mantuvimos con la nuestra cubierta por una carpa, pero atento con el fusil AKA, cuando de pronto se sintieron el ruido de aviones de combate que pasaron sobre la casa tan rápidos que solo sentimos el ruido y por el sitio que aparecían estaba el sol, luego el estallido de las bombas, fue ahí que se tiró fuego graneado de todos mis camaradas hacia el helicóptero, haciéndolo huir del sitio, humeando desapareció detrás de un pequeño cerro inutilizado quedando fuera del combate probocado y comenzado por las FF.AA. golpistas.

Fue ahí que mi compañero y yo descubrimos la carpa con que estaba cubierta la punto 30 y comenzamos a pasar tiros cuando de pronto pasaron los aviones de combate por segunda vez que solo escuchamos el ruido de estos y quedamos segados por el sol, primera vez que participaba en un combate de verdad todos y creo que todos estábamos nerviosos y miedosos de perder la vida por las bombas expansivas y de estar en desigual defensa ya que los que atacaban eran las FF.AA. sublevadas con todo su poder de combate, nosotros defendíamos la Constitución, los derechos de los trabajadores y estudiantes, defendíamos el programa de la Unidad Popular en la cual nos dieron una chance de ser protagonista de este proceso, mucha juventud creyó en esta utopía y el mundo entero también estaba preocupado de nosotros que avanzáramos, lo mismo que ocurre hoy con Venezuela, Bolivia, etc.

Las bombas caían causando grandes destrozos en la casa y el jardín, en los vehículos que estaban estacionados dentro del patio, no sabíamos si habían heridos graves, no sabíamos nada, yo seguía sujetando la cinta de la metralladora y mi compañero apuntaba al cielo parados los dos sobre el techo de la casa.

Una de las tantas bombas cayeron destrozando el lugar cerca de nosotros y con el impacto me caí al jardín, no se como me paré nuevamente y ahí recién pude ver los destrozos por doquier.

Una vez que se calmó el ataque de la aviación, no recuerdo cuantas veces atacaron. Comencé a ver que se hacía y que daños habían entre nosotros.

Me encontré con dos compañeras que después supe quienes eran, debido a la compartimentación que manteníamos todos, ellas dos sujetaban la venda y yo incluso ayudé a vendar la cabeza de Luisito, una esquirla rajó su cuero cabelludo y había que tirar del pellejo  para ponerlo nuevamente en su posición y vendarlo, lo sacaron inmediatamente y nadie supo mas de el, donde lo llevaron para cocerle y saturarle la herida o corte.

Entre estos minutos que parecían eternos ví cuando otro grupo de la escolta sacaba a la Sra. Tencha a otro sitio mas seguro.

Con Boris y Max  Ropert buscamos como salir después del bombardeo, mientras revisaban los vehículos que habían dentro, varios inutilizados por las bombas, yo fui en busca de mi hermano Pedro hasta encontrarlo y lo llevo junto al auto color naranja que conducía Max hijo de la Payita y de copiloto estaba Boris, al pasar por el jardín hacia el portón de la esquina norte pasan los aviones nuevamente y una de las bombas explota al costado del auto destruyendo la rueda, Boris nos grita habrán la boca y griten fuerte, para que la bomba de expansión no nos reviente los oídos, así y todo aun tengo problemas en un oído para escuchar.

Después se supo con el tiempo que una de las bombas que lanzaron los aviones fue a dar equivocadamente al Hospital de la Aviación ubicado detrás al frente del convento de monjas. No se sabe si tuvieron heridos o muertos también, como ellos ocultan toda la información que marque sus errores y sus fracasos en la historia de Chile.

Dejamos el auto y salimos a buscar otro, nos fuimos hacia atrás de la escuela de monjas y había una ambulancia atravesada en el portón, seguro que el chofer no la pudo sacar y me fui arrastrándome por el pasto y cemento hasta llegar a la puerta, miro al interior y colgaban las llaves, tenía todos los neumáticos buenos, comienzo a moverla hasta soltarla del portón agachado porque enfrente estaba el hospital de la Fuerza Aérea y pensando que nos apuntaban desde allá siempre, lograron subir todos los del Cañaveral y mi hermano Pedro y nos dirigimos hacia el Sur pasamos por el campamento Nueva la Habana , hablé con el dirigente Waldo Leiva y me preguntaba si traíamos armas que ellos estaban esperándolas y nadie llegó con ellas hasta el día de hoy, esto dejó en claro que muchos jugaron con la ingenuidad del pueblo y en los momentos de respaldar el Gobierno, se esfumaron de la tierra, fueron los primeros en arrancar o asilarse. Algún día tendrán que rendir cuentas al pueblo y la historia también.

Nosotros botamos nuestras armas después de sacarle el percutor y tirarlos en un canal, para que servían si los 150 tiros que nos dieron se terminaron en el combate.

Seguimos rumbo al Estadio Nacional y luego Avenida Matta, vimos como algunas ambulancias eran revisadas por los militares y tenían manos arriba a sus funcionarios, esto  nos producía temor y miedo de ser detenidos por estos fascistas, estando todos nosotros ya desarmados ,en esa época tampoco existían los celulares o móviles y no disponíamos aparatos de transmisión y escucha, todo era artesanal, solo teníamos un gran corazón, un gran ideal y una gran conciencia por el cambio real que se estaba llevando en el país, para lograr un Gobierno del pueblo con un proyecto Socialista para todos.

La derecha y la Democracia Cristiana además de la CIA y el Pentágono de EEUU ayudaron y pidieron la intervención foránea y la intervención de los militares traídores a la Patria y a la Constitución establecida.

Ejemplos y pruebas hoy en día sobran entregadas directamente de los archivos del FBI , faltan solo los nombres de los civiles que fueron pagados por la CIA , que aparecen rayados y borrados de estos documentos desclasificados para el mundo , algún día se sabrán.

Con mucha suerte llegamos a las cercanías del Club Hípico y cerca de la Estación Central donde dejamos a los camaradas de la quinta región para que tomaran el bus rumbo a Valparaíso, nosotros dos con mi hermano abandonamos este vehículo luego después y nos perdimos entre la gente que regresaba por las calles a pie a sus casas, nosotros rumbo a la clandestinidad cuando el sol bajaba muy lentamente.

El día 13 de Septiembre allanaron y asaltaron y robaron mi casa deteniendo a mi hermano Pedro que recorrió todos los centros de tortura sin denunciar a nadie, pasó por la base aérea del Bosque, comisaría de la gran avenida del paradero 6, Estadio nacional , campo de prisioneros de Chacabuco y Estadio Chile consiguiendo salir libre entre comillas, para salir al exilio a Buenos Aires, luego del Golpe Militar en Argentina al Gobierno de Estela Isabel de Perón salió, al exilio con rumbo a Suecia 1976.

Yo caí preso por un soplo primero en el Servicio de Investigaciones y después de unas caricias y fotos pasé a la Cárcel Pública en marzo de 1974 un par de meses , después de estar firmando un libro en el Ministerio de Defensa todos los viernes al medio día logré obtener un permiso para abandonar el país, viajando a Buenos Aires también, mi hermano salió al exilio a Suecia y yo quise regresar a seguir luchando contra la Dictadura y trabajar para la subsistencia de mi familia y la de mi madre y hermanos, así me quedé hasta que mi permanencia estaba en peligro, por las protestas y barricadas del año 1985 , en febrero de este año llegaba a Suecia también a vivir mi exilio, aquí hay historia de retorno y luego hoy mi auto exilio aún en el 2006 .

 

Testimonios de sobrevivientes del GAP - Miguel Farías Cordero

"Testimonios de sobrevivientes del GAP."

Soy Miguel Farías Cordero, Comunicador Social, sin trabajo, desde Diciembre del 2003 después que un grupo de personas de la concertación en la que se incluye un militante Socialista, confabularon siniestramente para que se me quitara la fuente laboral, de subsistencia familiar, lo anterior consta en numerosos documentos comunicados de solidaridad del exterior y testigos que declaran en juicio en curso, con el número 999 estoy registrado en la oficina de cesantes de la Municipalidad de Villa Alemana.

Retornado político, exonerado político reconocido por el Gobierno sin beneficio por que me faltarían años de previsión.

Detenido en la comisaría de la Estrella en Pudahuel en Septiembre del “73, esperando alguna consideración del gobierno de turno, dirigente social, Consejero Latinoamericano y encargado de comunicaciones de un movimiento social ecuménico MUR – AL. Fundador de la Red de comunicación “Para el Desarrollo Humano y Local” ARCCO – CHILE – AL –E.

Docente y formador de comunicadores populares en Chile, Argentina y Paraguay.

Productor y conductor de programas radiales: ¡ Desde las Estrellas! Red de Salud. Salud con Todos, ¡La Batuta de la Gente! Alma Latina, Creador del movimiento de Radios Experimentales Locales Comunitarias RELCOS. Consultor en Angola, luchador incansable, atacado por corruptos y traidores, poeta Anónimo.

RECORDANDO LOS HECHOS:

El 6 de Septiembre había cumplido recién 18 años de edad ese día lo pase haciendo guardia en Cañaveral, también conocida como la casa de la Payita o casa de descanso del presidente, después de tantos años la mente registra esos momentos y aquí solo donde me encuentro brotan algunas lágrimas de emoción.

Este día hacía calor y me tocó en la tarde después de almuerzo en la puerta bordeando el cerro, por razones de seguridad era Eugenio, no se si era uno de los mas jóvenes pero era un alumno activo en la escuela de formación de futuros escoltas aún cuando lo que me interesaba era el trabajo anónimo de investigación siempre adelantándose de los grupos CI ( contra inteligencia).

Mi sueño era aprender, hacer carrera y servir para cuidar al presidente u otras autoridades del Gobierno Popular, pero también preparar a líderes sociales que se pudieran cuidar y defender de la derecha reaccionaria y grupos altamente peligrosos como los de Patria y Libertad.

Recuerdo que al poco tiempo del gobierno de la UP, logre un trabajo de auxiliar en el 7º piso del ministerio de hacienda, impuestos internos, desde allí salí en comisión de servicio para mi cometido siendo uno de los oficiales del GAP, el Huaso mi contacto y padrino.

Un jueves fui citado por el Huaso al frente de la moneda, entre con el al palacio, subimos unas escaleras y me invito a tomar helado en la cocina, esto hasta que llego la camioneta que venía una vez a la semana a buscar verduras y otros alimentos para el personal de Cañaveral.

Ya en Cañaveral, se nos asignó habitación y camarote dónde dormir, integrarme a las labores de estudio y los turnos de guardia.

Cada ves que el Huaso como oficial del GAP se encontraba conmigo en Cañaveral y el presidente estaba en reuniones sacaba unos helados exquisitos que venían de regalo de Cuba y su envase eran cocos naturales. Por supuesto que lo disfrute absolutamente y los seguiría saboreando en el Copelia de la Habana.

Nunca más supe de este gran amigo y compañero, me llegaron muchos rumores de su muerte igual que la de Bruno, otro oficial importante del GAP. El último sábado antes del martes 11 de Septiembre ocurrieron muchas reuniones y diferentes dirigentes Políticos, Ministros, y partidos acudieron al lugar, el ambiente era de preocupación. Ese fin de semana uno de los oficiales nos llamo y nos concentramos en la sala de cine del lugar, Allende jugaba en una mesa de billar, estando todos se dirigió a nosotros dándonos una panorámica de la situación política del país, sentí que el Presidente tenía muy claro lo que en horas posteriores ocurriría.

Nos pidió que regresáramos a nuestras casas a nuestras organizaciones sociales a nuestras poblaciones y desde allí apoyáramos, quedábamos en plena libertad y nos dio las gracias.

Mi mente no registra después de aquello a nadie que se fuera a sus casas, todos seguimos en el lugar hasta el mismo día del golpe militar. Ya era jefe de la segunda escuadra de guarnición de Cañaveral y en la madrugada del 11 de Septiembre me toco guardia, me llamó uno de los oficiales de turno y me pidió despertar a mis compañeros, que dejaran todos sus efectos personales en las piezas y se dispusieran a bajar a Tomás Moro.

En un principio pensé que se trataría de un ejercicio como ocurría en otras ocasiones, reunidos nos formamos en uno de los patios dónde el oficial nos cuenta que el Presidente Allende con su escolta va hacia la Moneda, la situación esta delicada y debemos bajar preparados con nuestro armamento a la casa del presidente, cada uno con su fusil AKA y tres cargadores llenos nos dirigimos al destino.

Al llegar nos formamos y se nos comunicó que la Marina tenía tomado el puerto de Valparaíso, esperaríamos instrucciones de la Moneda, un grupo sale tengo entendido al palacio, mi escuadra toma puestos de guardia y de combate, a mí me tocó en uno de los techos.

En uno de los ejercicios y reuniones en Tomás Moro, se nos dijo que ni Tomás Moro ni la Moneda eran recintos preparados para un ataque militar, pero nuestra misión era resistir lo más posible mientras grupos supuestamente organizados operaban con apoyo popular en distintos lugares de Santiago y el País, convencido de ello me quede y asumí ser protagonista en un contexto Histórico, como un joven chileno orgulloso de estar allí.

No ocurrió tal organización en otras partes y el encargado militar del PS un Doctor, estaba asilado en la embajada Argentina.

La noche del 11 de Septiembre fue muy helado, estaba nublado, un día gris que nunca me gustaron, en mi puesto fui visitado por una compañera del GAP entregándonos cajetillas de cigarros, desde la altura mire alrededor y vi todo verde, bonito y fue cuando una idea me invadió muy extraña, “que pena que voy a morir de un balazo en la cabeza” ¿qué va a pasar? Alcance ver militares de infantería tomando posiciones a pocas cuadras.

De repente aparecieron helicópteros astillados, que después de un reconocimiento en círculo sobre Tomás Moro empezaron su ataque, calculo que serían ametralladoras punto 30 o 50, el ruido fue terrible ya que cada uno de nosotros desde su puesto, respondió al fuego apuntando a los aparatos.

No había tiempo para pensar solo disparar, se unen al ataque los aviones que de norte a sur y viceversa pasaban disparando para después lanzar bombas de fragmentación.

Nunca imaginé algo así, que ocurriera de verdad solo lo había visto en películas de la segunda guerra mundial y un documental de la invasión a Playa Giron en Cuba, no recuerdo que nos prepararon para el combate con un ejercito y mucho menos con helicópteros y aviones modernos para la época, yo quería ser de los grupos CI (contra inteligencia).

En un momento todo se detuvo, fue como un alto en el combate me di cuenta que era un blanco seguro y tenia que tomar una posición abajo al igual que en las películas un nuevo ataque con bombas y me tire debajo de una ambulancia, la impresión me choqueo, en el patio a no mas de 20 metros una especie de cráter, seguí hacia el comedor donde había dejado un poncho, al parecer una bomba destruyó el techo, el poncho era un montón de tela rota, otra cayó cerca de la enfermería y me pilló cerca de la puerta, con la explosión sentí una masa de aire caliente que me empujó con fuerza al interior de la enfermería me tropecé con unos tubos verdes y plomos, con los años aprendí que eran cañones de 75 milímetros, creo sinceramente que fue una lástima que se perdieran y no supiera usarlos.

Vi vehículos saliendo se que en uno de ellos salió la señora Tencha, también en otro llegó gente del regional cordillera también vi cuando un grupo de trabajadores llego a reforzarnos no se de sus nombres ni de donde venían. En pleno combate estas personas fueron repartidas a reforzar puntos de combate, se les paso un AKA con cargadores y recuerdo muy bien como en una esquina del lado norte un compañero iba indicando como poner cargador apuntar posición de tiro tiro, tiro o ráfaga, ráfagas cortas, disparar, no sé que paso con ellos.

Se cargó una camioneta con armamento para que saliera, unos combatientes le dieron a un helicóptero el que se fue alejando, ya eran mas de las 13 horas, me reuní con un compañero de mi grupo, al mirar hacia el sector del convento vi un par de compañeros en el techo y en el momento que los aviones venían en picada al pasar por Tomás Moro la parte mas baja, sentí que al menos uno de los aviones fue impactado como que el vidrio del piloto, salto y se alejó nunca supe que paso con ese aparato, esto me indica que hay muchos aspectos de la historia no conocidos. Salí de Tomás Moro por una escuela del lado sur acompañado de compañero de de escuadra, una de las cosas curiosas es que por varias cuadras caminó a nuestro lado el perro del Presidente, conocido en la prensa por una caída de Allende mientras jugaba con el.

No había micros, sin hablar con la vista íbamos reconociendo compañeros que en diferentes direcciones salíamos del lugar, en dos oportunidades fuimos controlados, primero por soldados del ejercito con un pañuelo naranja, después por la aviación, muy agotados y parapetándonos en edificios logramos rodear Santiago, llegar a Maipú y cruzar por unos campos hoy poblados a Barrancas hoy Pudahuel.

Al llegar a casa de mis padres ya estaban acostados, serían como las 10 de la noche fue una gran sorpresa para ellos y mi hermana ya que tenían la seguridad que había muerto.

Era para no creerlo más cuando hay un bando de la Junta Militar repetido por radio que indica que Tomás Moro fue atacado con toda la fuerza por nuestra resistencia.

A pesar de los riesgos esa noche dormimos en casa no teníamos a dónde ir, la ropa quedo en bolsos y maletas en Cañaveral, mi madre salia a conseguir ropa para cambiarme y antes de despertar quemo la camisa militar, cinto y botas, no entiendo a los milicos que nos controlaron no se dieron cuenta de ello ya que también se dijo por la radio y la TV que al que pillaran con ropa o armamento militar lo fusilarían en el acto.

Por la mañana unos compañeros del MIR, nos sacaron a otras poblaciones y a distintas casas de resguardo, me llegó la noticia que a un compañero del GAP había sido detenido por el campamento Che Guevara y lo habrían matado.

Como tres días después, me entero que una patrulla del ejercito me buscó por el pasaje llevándose a otro Miguel equivocadamente y lo que no puedo dejar de testimoniar es lo siguiente; Ricardo Quiroz Farías, era el hermano menor de mi padre, o sea tío mío yo tenía mucha simpatía con él y fue padrino de confirmación, este personaje se formó como militar en la escuela de suboficiales de San Bernardo, era destacado en sus materias y fue preparado varias veces en el canal de Panamá, en muchas ocasiones que visité su casa en una población cerca del regimiento, sacó del entretecho fotos ampliadas en blanco y negro tirándose de helicópteros, y paracaídas entre otras cosas. Cuando desaparecí a resguardo según indagación entre familiares, me buscó para detenerme y contó que participó en el asalto a la Moneda.

En el exilio conocí algunos soldados democráticos que lo conocían y fueron torturados por él y lo indicaron como el perro Quiroz.

El dicho popular que dice que “todo se paga en la vida” se cumplió: La Tía Frésia, su esposa se dio un tiro con una de sus armas, sus dos hijos, primos míos la Nena y el Alex se alejaron del y aún cuando empezó una nueva relación y puso negocios, no le fue bien y terminó alcoholizado y murió hace poco. La última vez que lo vi, fue en el funeral de mi viejo, solo en un rincón llorando, solo lo miré con indiferencia.

Lo único qué busco con estas líneas es aportar con un granito de arena para reconstruir la historia y brindar un homenaje al huaso oficial del GAP, al compañero Bruno y a muchos combatientes anónimos que su historia aún no ha sido contada o escuchada.

Miguel Farías Cordero

Orgullosamente ex servidor del Presidente Dr. Salvador Allende, Presidente Constitucional de Chile y ex combatiente de Tomás Moro la Casa del Presidente.

 

El Regreso de los GAP

XXIX Congreso del Partido Socialista de Chile - Eugenio González Rojas (2011)

La Vida por Salvador Allende.

Aunque cincuentones y más gruesos, siguen autodefiniéndose como "un grupo escogido de combatientes idealistas", dispuesto a todo. Para encontrar a sus compañeros desaparecidos, pidieron entrevista con el general Izurieta y apoyan la mesa de diálogo.

Por MAURICIO CARVALLO

VEINTISEIS años después - ya cincuentones y más gruesos- , los ex GAP, los sobrevivientes del grupo de amigos personales del Presidente, están reorganizados. Quienes se declararon capaces de dar sus vidas por Salvador Allende defendieron a sangre y fuego La Moneda y aseguran haber provocado numerosas bajas en los efectivos de las FF.AA., intentan reivindicar sus vidas pasadas y encontrar a una veintena de compañeros desaparecidos.

Con ese propósito regresaron del exilio a fines del '94 y están apoyando la mesa de diálogo, a la cual quieren aportar datos precisos sobre cada caso.

La tarea es difícil porque todos usaron "chapas", es decir, nombres políticos supuestos, con los cuales todavía son recordados. La historia del 11 que sostienen haber reconstituido les permite asegurar que ninguno de ellos pereció ese día, sino que fueron muertos o desaparecieron después de ser tomados prisioneros y llevados al regimiento Tacna.

Sus datos indican que el 12 de septiembre entró un camión militar con boinas negras a ese recinto para llevarse a esos GAP atados de pies y manos y los sacaron con dirección desconocida, presumiblemente Peldehue.

Sólo han logrado identificar a cuatro compañeros que aparecieron en el patio 29 del Cementerio General atravesados por decenas de balas y con otros signos de violencia.

Los de ahora

El grupo nació como iniciativa del PS porque en octubre del '70, es decir poco antes de que asumiera Allende, se produjo el asesinato del general René Schneider y el partido quiso proteger a su presidente.

Desde entonces y hasta principios del '72, el MIR y el PS compartieron la jefatura. Pero se produjeron desacuerdos y los miristas se retiraron. Por lo tanto, Max Marambio, uno de los fundadores, dejó paso en la jefatura a Domingo Blanco, "Bruno", hoy desaparecido. Su hija, María Soledad, integra la actual directiva y lo busca.

Oficia como jefe y vocero del grupo el técnico automotriz Isidro García Herrera ("Roberto"), quien fue chofer de la escolta presidencial y disparó a los militares desde el Ministerio de Obras Públicas. Su hermano Hugo, según recuerda García con cierta envidia, tuvo "mejor suerte", pues logró entrar a La Moneda y sobrevivió tras ser hecho prisionero. Lo llevaron al Tacna, pero logró, junto con otros dos, cambiarse al grupo de los infractores del toque de queda y fueron puestos en libertad tras dos semanas en los estadios Chile y Nacional.

García llegó a la entrevista con "El Mercurio" acompañado por otro miembro de la actual directiva, Enrique Ramos Rivera ("Manuel"), quien era mueblista y actualmente es funcionario administrativo del PS. Es el único que ha permanecido en el GAP desde su creación. El hermano de quien se autocalifica como ex "edecán civil" del Presidente también fue GAP y está desaparecido. Herido en La Moneda, fue trasladado a la Posta Central, donde fue detenido.

También llegaron Ricardo Loyola Vergara ("Daniel") y Leonardo Henríquez Jiménez ("Ignacio"), también ex escoltas. El primero era profesor de educación básica y ahora es contratista de la construcción "cesante". El segundo dejó para ser GAP sus estudios en Bellas Artes y en estos días es propietario de un taller de cerrajería artística.

Se autocalifican como "antiguos combatientes".

Argumentan que la paradoja es que, a pesar de que la oposición a la Unidad Popular los consideró como grupo terrorista, defendieron a un Presidente elegido constitucionalmente y a la sede del gobierno, símbolo de la democracia. Y plantean que lo hicieron sin que fuera necesario haberlo jurado previamente, mientras que se enfrentaron a quienes sí habían prometido resguardar el orden constitucional.

Con la bala pasada

Para no desentonar frente a la reconocida elegancia de Allende usaron el pelo corto y se les recomendó no tener bigotes. Vistieron buenos ternos, aunque dicen haber ganado unos 4.500 escudos que, ahora, equivaldrían a unos 80 mil pesos. Pero entonces les parecía "una ayuda" porque la mayoría era soltero y estudiante.

Según Henríquez, "en una época en que hasta para pegar un papel se pregunta cuánto pagan, debe parecer extraño abandonar un futuro para ayudar en lo que se estimaba justo. Pero nos sentimos orgullosos de haber participado en una tarea que exigía entrega total noche y día, en la que incluso quienes estaban casados se desligaban de sus familias. Para nosotros eso era justo porque la muerte del doctor significaba detener el proceso".

Dicen que la relación con el Presidente fue de amistad porque veían juntos partidos de fútbol y jugaban pool.

Aunque ahora vistan chaquetas de cuero, no conozcan la pobreza y la mayoría usa bigote, en el fondo no han cambiado sus ideas de antaño. Por ejemplo, Loyola se declara "antisoldado" porque "todas las FF.AA. y policías son organismos represivos contra el pueblo".

García reconoce que en un comienzo el GAP era un grupo desordenado y que para remediarlo el PS tomó su control para colocar solamente a militantes. Exigió trayectoria política reconocida y claridad de ideas, y reunir condiciones físicas suficientes. Estas eran mejoradas en la escuela de preparación ("una cancha de obstáculo precaria", dicen ellos) ubicada en la casa que Allende tenía en El Cañaveral. Allí se realizaba la selección final, a veces con la intervención del Mandatario.

Desmienten que se prepararan en Cuba y sólo dicen haber recibido "un mínimo entrenamiento". Les ayudaba, dicen, la juventud y el buen estado físico obtenido al subir y bajar los cerros cercanos. De la veintena que se probaban cada dos meses, sólo se contrataba uno o dos, o a ninguno.

Aunque a principios de los 70 se compuso una conocida canción reclamando contra la prepotencia de los GAP, ellos atribuyen esta imagen a "una campaña de la derecha porque no éramos hijos de ricos, sino de obreros y campesinos del norte y del sur". También culpan a lo difícil que les resultaba adivinar si las víctimas de sus golpes en las costillas eran agentes de la CIA que atentarían contra el Presidente.

"Como conducíamos velozmente también nos consideraban locos, pero eso formaba parte de las medidas de seguridad", reconoce García.

"Y actuábamos así porque siempre había gente que nos echaba encima sus vehículos a pesar de que iba el Presidente, por lo cual debíamos actuar de manera similar", agrega Loyola. "Pero nunca sacamos un arma porque según nuestras normas si lo hacíamos era para disparar".

Aseguran que una sola vez antes del 11 Allende les ordenó andar con bala pasada, pero sin mostrar las armas: después de la muerte del comandante Arturo Araya.

El "suicidio colectivo"

Se siguen autodefiniendo como "un grupo escogido de combatientes idealistas", compuesto por medio centenar de jóvenes de alrededor de 25 años que siguieron al Presidente en donde estuviese.

Uno de los que reconocen entre los vivos es al subsecretario de Desarrollo Regional, Marcelo Schilling, a quien vieron más bien encargado de la instrucción política del grupo.

Entre los planes de defensa figuraba rescatar vivo a Allende desde La Moneda. La idea era combatir primero y después salir, cruzar Morandé y atrincherarse en el Banco del Estado. Pero como eso hacía necesario mayor número de efectivos, se rechazó esta vía.

Nadie se sorprendió con su suicidio.

"Preferimos eso antes de que algún militar disparara contra él", señala García.

"Nos dijo en reiteradas oportunidades que lo sacarían muerto de La Moneda", recuerda Ramos.

"O que sólo saldría de ella el 4 de noviembre del '76, cuando terminara su mandato", agrega Henríquez.

"Sabíamos que debíamos pelear hasta el final", resume Loyola.

Los cuatro concuerdan en su disposición a ofrecer sus vidas por la misma causa. "Si no hubiese sido así no me habría atrevido a ir desarmado hasta las puertas de La Moneda, sabiendo que había un golpe militar", explica Henríquez. "En el combate, se pierde el miedo y lo que lo llena a uno es defender la causa", razona Loyola.

"Hubiésemos podido quedarnos en nuestras casas", indica Ramos.

Recuerdan que incluso Allende reunió a todos los GAP y les dio la oportunidad de que se rindieran, pero ninguno lo hizo.

García revela la fascinación que Allende todavía ejerce sobre todos ellos:

"Los GAP de La Moneda no dieron su vida por el Presidente porque les jugó un poco chueco. Cuando ya no quedaba munición y era imposible permanecer en ese lugar infernal, hizo salir a todos para rendirse. Pero él se quedó al final, cubriendo a los demás. Y los compañeros no se dieron cuentan de que el Presidente ya no estaba entre ellos".

A lo que Henríquez asegura: "Si hubiesen visto a Allende matándose, capaz que allí mismo hubiese habido un suicidio colectivo del GAP".

Sin embargo, el hecho de que los cuatro no cumplieran una de las normas de la agrupación les permite contar esta historia.

Como resume García, "había compañeros que querían luchar hasta el final y usar las últimas balas contra nosotros mismos. Así estaba definido previamente porque sabíamos que si había un golpe de Estado éste sería dado por el fascismo, y que si caímos en sus manos íbamos a ser torturados y no sabríamos hasta dónde resistiríamos sin entregar a nuestros compañeros".

Nadie de los GAP se suicidó en la derrota, como lo habría hecho un samurai.

García trata de explicarlo: "Quienes estábamos en Obras Públicas pensamos que era mejor salir del edificio, porque nadie sabía qué estaba pasando en el exterior y era posible que fuéramos más útiles".

Las bajas

Afirman que continuarán siendo socialistas a pesar de todos los intentos por dividirlos, como el que, según ellos, ocurrió con tres ex compañeros que se pasaron al PC y colaboran con la candidatura de Gladys Marín. Tal denuncia muestra un quiebre en la organización influida por la mesa de diálogo y las campañas presidenciales. Porque mientras los ex GAP comunistas rechazan dialogar con los militares, sí lo quieren hacer los ex GAP socialistas.

Incluso, García acusa que hay intentos de aprovecharse de los ex combatientes.

"En un momento dado se nos quiso manipular. Querían que nos organizáramos como grupo para darle duro al PS. Como no lo aceptamos, tres compañeros, que efectivamente fueron del GAP, pero que están contra nuestro partido, nos acusaron de traidores por estar de acuerdo con la mesa del diálogo".

"Uno levanta una piedra y aparece un GAP", prosigue molesto el actual jefe del GAP. "Queremos dejar muy en claro que los verdaderos somos quienes siempre estuvimos junto a Allende y le fuimos leales. No huimos, como otros".

Loyola cuenta haber comprobado en Tomás Moro cómo varios del grupo huyeron al primer disparo. Revela:

"Quise eliminarlos, pero me pareció que por la espalda no era justo. Fuimos afortunados quienes entonces no tuvimos miedo".

Como fuese, del medio centenar de GAP que en funciones a principios de septiembre del '73 quedan vivos menos de 20. Seis están en el exilio, en cuatro hay certeza de sus muertes y los demás están desaparecidos. La mayoría se esfumó en el Tacna y otros murieron en sus regiones y casas.

La nueva jefatura del GAP individualiza a los 16 combatientes de La Moneda, ocho en Obras Públicas, donde seis realmente combatieron porque dos "se quebraron". Pero desconoce cuántos hubo en la Intendencia, desde donde no se disparó. Sin embargo, allí fue detenido "Bruno", con unos 10 de sus subalternos que habían llegado en dos camionetas.

Es curioso, pero a pesar de todas las historias que se han contado sobre el 11, la directiva del GAP asegura que ninguno de ellos murió en La Moneda ni en el ministerio.

Pero denuncian que se les trató de exterminar porque, según expresa García, "fuimos protagonistas del hecho histórico de la incapacidad de las FF.AA. para lograr vencer a un grupo de personas, que sin ser profesionales de la guerra, las tuvieron en jaque. Para que eso no se supiera en ningún otro lugar lanzaron ese plan de exterminio".

Según ellos, hubo un bando que pidió ejecutarlos donde se les encontrase, se ofrecieron recompensas por radio y televisión y en todas las comisarías se pegaron carteles buscándolos. Por lo tanto, muchos fueron denunciados.

Plantean que si hubiesen caído combatiendo nadie habría reclamado porque eran las reglas del juego. "Pero quienes disparamos desde La Moneda y Obras Públicas creíamos que estábamos combatiendo contra soldados como los que existen en cualquier país. Por eso cometimos el error de entregarnos", sostiene García.

Con ayuda de abogados del PS en los próximos días presentarán una querella contra el general Pinochet y quienes resulten responsables de las desapariciones.

De "soldado a soldado"

"Sin duda fue muy duro dispararles a soldados hermanos nuestros", establece García. "Pero se acercaron demasiado a La Moneda y nuestra misión era defender al Presidente".

Elude la respuesta de si mató a algún uniformado: "No era nuestra misión contar a quienes cayeron, pero lo cierto es que contrarrestamos sus ataques, ya que nunca entraron por Alameda y Morandé".

Ramos: "Los militares deben decir la verdad de una vez por todas de cuántos fueron sus bajas en la Alameda".

Loyola: "Por eso levantaron en la zona donde más cayeron la 'llama de la libertad'. Está en memoria de los soldados que allí murieron el 11".

Querían preguntarle al general Ricardo Izurieta por qué, según ellos, se le dio una connotación distinta a ese lugar.

En este sentido, se consideran los primeros en pedirles una mesa de diálogo a lasFF.AA. Plantearon dentro del PS que iniciara las gestiones el dirigente Camilo Escalona, pero no resultó, quizás por la postura antidiálogo con los militares que sostiene éste.

Explica Ramos que, "como ex combatientes, tratamos de entrevistarnos de soldado a soldado con el general Izurieta para que ordenara devolver los cuerpos. Si dicen que no sabe, nosotros les daremos pistas. Lo estimaríamos como un gesto suyo".

Y no sólo eso, agrega Henríquez, también quisimos encontrarnos con los familiares de los soldados que cayeron muertos en la zona de La Moneda.Queríamos explicarles por qué les disparamos, ya que es posible que sigan creyendo que somos los malos de la película. Pero queremos dejar en claro que fueron engañados por sus mandos superiores. Queríamos decirles que no teníamos nada contra ellos, que sólo defendimos un gobierno y una Constitución. Queríamos crear algún tipo de lazo".

El hecho de que hayan salido ilesos de sus experiencias con las armas y se encaminen a conocer a sus nietos motiva diversas interpretaciones. Las resume Loyola: "Estaré para otro combate".

Memorias de un General

EL mayor general (r) Javier Palacios, el primer general que entró a La Moneda el 11 de septiembre de 1973 y vio a Salvador Allende suicidado en el 2.o piso, no juzga mal, militarmente hablando, a los GAP cuya misión fue defender al Presidente.

"Se la jugaron por una causa cuando vieron que no tenían chances. Como soldado debo reconocer que lo hicieron bien y fueron valientes. No estaban mal armados, pero en ningún caso como lo estábamos nosotros. Usaron un tipo de metralleta muy buena y cómoda, pero les faltó experiencia en ese tipo de combate, que dentro de casas o edificios es el más difícil".

Recuerda que quedaban muy pocos cuando entró a La Moneda, ya que muchos huyeron por la Cancillería. Pero comprobó que los últimos cinco o seis no se rindieron y dispararon hasta el final. No está seguro si alguno de ellos falleció, pero los heridos fueron llevados a diversos servicios médicos, asegura.

Fue originaria de uno de esos GAP la bala que lo hirió levemente. "Cuando entramos a una oficina, emergió un muchacho de rasgos araucanos, quien con una metralleta nos chorreó a balazos que pegaban en la muralla. Una de las balas rebotó y me pegó en la mano y me cortó solamente una venita", recuerda el general de 76 años, quien se retiró en 1978 del Ejército, estando en la sexta antigüedad y que desde hace siete años vive en Viña del Mar.

Los GAP entrevistados por "El Mercurio" creen que la misión del general Palacios fue tomarse por asalto la casa de gobierno, por lo cual lo responsabilizan de la desaparición de quienes fueron enviados al regimiento Tacna.

Sin embargo, el general Palacios asegura que no tenía responsabilidad en este sentido, ya que no mandaba a todas las tropas que entraron, sino solamente al regimiento Blindado, del cual el general Pinochet le ordenó hacerse cargo dos días antes del 11.

También sostiene que no debía entrar a La Moneda. Sólo debía actuar como reserva porque, según los analistas militares, iban a reaccionar los cordones industriales, a los cuales habría que bloquear. Estos no reaccionaron, recuerda, pero sí los GAP y empleados del régimen en los edificios colindantes a La Moneda. Su misión, entonces, cambió: rodear la casa de gobierno con los tanques y hacer que Allende se rindiera.

Dice que fue el primero en ingresar debido a una reacción espontánea: "Si estaban entrando los soldados y los oficiales jóvenes, cómo no iba a hacerlo un general".

Y de pronto se encontró con el teniente Armando Fernández Larios. Cree que el servicio de inteligencia del Ejército envió gente por su cuenta para identificar a los prisioneros, lo cual Palacios no podía hacer porque sólo a comienzos del '73 regresó de su cargo de agregado militar en Alemania.

Y cuando Fernández Larios vio que lo hirieron en la mano, lo vendó con un pañuelo que el mismo general le pasó y no al revés, como sostiene la crónica histórica.

Asegura no haber entregado a los GAP sobrevivientes - y al resto de los prisioneros tomados en La Moneda- al comandante del regimiento Tacna, como sostienen los ex defensores de la casa de gobierno. Afirma que, preocupado porque el palacio se quemaba y porque no aparecía Allende, enviaba a los prisioneros sanos al primer subterráneo del Ministerio de Defensa, donde funcionaba la fiscalía militar, y se les derivaba al Tacna o al regimiento Buin.

A pesar de su extrañeza de que hubiese tantos médicos y dentistas en La Moneda, los liberó, diciéndoles que se fueran a sus casas, pero que si se llegaba a saber que se fueron para otro lugar, les costaría caro. También dejó salir a "La Payita", porque se le dijo que era la secretaria del Presidente, pero sin saber que se trataba del personaje que después se puso a precio. Como se veía muy mal, hizo llamar a una ambulancia con la orden de que la llevaran al hospital, pero huyó en el camino.

De hablar franco, Palacios ha declarado que Allende hizo lo único que tenía que hacer y que, al suicidarse, actuó con mucha valentía y decisión.

Hace nueve años este militar causó conmoción entre los generales en retiro (y que provocó su salida de esa agrupación) cuando declaró a una revista que no era beneficioso para el Ejército que su Comandante en Jefe tuviese una diferencia de 15 o más años con quienes le seguían, porque se transformaba en una dictadura.

Dice que el tiempo le dio la razón porque el general Izurieta era el más joven de los postulantes.

El Día Más Largo

LO que le ocurrió a cada uno de los cuatro GAP revela cómo se organizó la defensa del gobierno de la Unidad Popular.

Durante la inquieta madrugada del 10 al 11 de septiembre a Isidro García le tocó hacer guardia en la puerta del dormitorio de Allende y de su esposa en Tomás Moro.

A las 6:30, una caravana de automóviles salió raudamente con el Presidente hacia La Moneda. Por las calles desiertas García manejó el auto tres, es decir, el Fiat 125 que debía cubrir cualquier hecho sospechoso. Iban armados con pistolas Browning de 9 mm y subametralladoras Uzi y Walter.

Dejaron a Allende en la puerta principal de La Moneda y los choferes se concentraron en el garaje ubicado al frente de Morandé 80. La recomendación fue permanecer atentos por si había que salir rápidamente, pero terminaron desarrollando los planes de defensa.

García se desplazó disparando desde diversas ventanas del ministerio. "Nuestra misión era impedir el avance de las tropas. Es posible que el bombardeo de la FACh se explique porque cubríamos todo el sector de Alameda por donde le fue imposible entrar al Ejército", estima.

Cerca de las 16 horas salió del ministerio. Los GAP fueron los primeros en abandonar el edificio, calculando, acertadamente, que los militares pensarían que se esconderían en los pisos superiores. La estrategia dio resultado, porque, como usaban terno y corbata, los confundieron con los funcionarios.

Y después de haber sido apretujados en la acera, les pidieron los carnés y los mandaron para sus casas.

Desde Tomás Moro

Ricardo Loyola debió cuidar a Hortensia Bussi de Allende y la casa de Tomás Moro. Hubo muy pocos defensores hasta que llegaron pobladores de las inmediaciones de la Escuela Militar. A 10 de ellos Loyola les enseñó rápidamente usar las metralletas rusas Aka. Desde el vecino colegio de las monjas inglesas dispararon contra los helicópteros de reconocimiento. Asegura que él abrió el fuego y que su pelotón derribó una nave. "Iban dos soldados con la puerta abierta y creo que logré herir o matar a uno. Ahí se inició el combate sólo con ellos porque la infantería nunca llegó".

Después de que la casa fue bombardeada por los Hawker-Hunter hubo una tregua al mediodía. El balance de las bajas de los defensores indicó un herido, pero ningún muerto.

Se decidió evacuar el lugar y Loyola se trasladó a La Moneda. Como le fue imposible entrar se dirigió a La Legua. "Allí combatí contra fuerzas del Ejército y hubo bajas por ambos lados, porque como les entregamos bastantes armas, muchos pobladores se sumaron para combatir".

En otra tregua abandonó La Legua para quedar a su suerte. Caminó con una pistola en un bolsillo hacia Recoleta, donde vivía, cruzando los cordones militares. "Estaba decidido: si me paraban, tenía que sacar el arma primero para que no me mataran sin haber hecho un disparo".

Para no quedarse en un solo lugar visitó a varios compañeros hasta que salió al exilio en febrero del '74.

Llegar a La Moneda

Ese martes 11 Enrique Ramos estaba libre como GAP. Se dirigió a pie hacia La Moneda, donde llegó hacia las 9:30, pero no logró entrar porque las puertas estaban cerradas.

Pasó inadvertido a los militares porque bastante gente aún transitaba por el sector. De allí lo sacaron unos periodistas esgrimiéndole razones de seguridad. Lo dejaron en Pudahuel. Durante todo el día trató de contactarse con compañeros del partido que estaban libres ese día y después trató de recuperar armas guardadas en un garaje de los escoltas. Pero como el único vehículo disponible era fiscal y no podía trasladarlas, desistió de hacerlo. En su imposibilidad de ayudar, alojó tres noches en una casa de seguridad, esperando inútilmente refuerzos o que les entregaran armas.

En cambio, el 11 sorprendió a Leonardo Henríquez en el PS, en San Martín, al llegar a Moneda. Temprano, "Carlos", uno de los miembros de la dirección del partido, le pidió que se dirigiera inmediatamente a La Moneda. Pero Carabineros ya había rodeado la casa de gobierno. Por lo tanto, pidió una camioneta que lo identificara como GAP para así franquear el cordón policial que estimaban leal al gobierno. Pero como no había vehículos disponibles, desistió de ingresar a La Moneda, "que era el objetivo en caso de un golpe, es decir, que todo el mundo fuera donde el Presidente".

Entonces Henríquez se dirigió con dirigentes socialistas menores a la industria Fensa-Mademsa, el lugar previamente designado para que se reuniera el comité central. "Pero no llegó casi nadie. Tratamos de adivinar cuál sería la reacción del partido y no logramos llegar a un acuerdo, ya que las posiciones iban desde que nos fuéramos para la casa hasta que resistiéramos".

Por lo tanto, nuevamente intentó ingresar a La Moneda. Ya se había provisto de un automóvil del Ministerio de Economía y algunas armas. Esa hora coincidió con el bombardeo y fue imposible además porque no solamente estaban los carabineros, sino también los militares. Debido a eso, Henríquez asumió la tarea de buscar las armas que estaban en algunas casas y encontrar un lugar para esconderlas con mayor seguridad. Así se les fue el día.

Como Henríquez continuó en su misión sobre un auto fiscal, fue detenido con un compañero ese mismo 11 cerca de la Escuela Militar.

No hubo sospechas inmediatas, sino que le dijeron que por seguridad mejor esperaran adentro. Al registrar el vehículo encontraron balas y en los interrogatorios los militares sacaron como conclusión que era del GAP.

La fortuna de Henríquez fue que los llevaron a una comisaría, donde, al cabo de simulacros de fusilamiento, encontró un oficial de Carabineros partidario de la UP, quien escribió una nota pidiendo la liberación de los dos GAP una vez que finalizara el toque de queda. Aunque ese oficial fue rápidamente dado de baja y degradado, dos días después la nota funcionó.

M.C.

Fuente: EMOL (Septiembre 1999)